Manaus 24 Horas.
- Fotograma Azul
- 3 ene 2016
- 5 Min. de lectura

Después de cuatro días recorriendo el río Amazonas en la madrugada se apago el motor del barco, el infernal ruido dejo de acelerar y poco a poco los tripulantes empezaron muy cautelosamente a levantar su curvada espalda de las hamacas, el sonido de la noche selvática llena de grillos y ranas invadió el barco, abrí el ojo y efectivamente estábamos parando en Manaus, el barco se empezó a mover lentamente mientras se descubría una luz tungsteno típica de puerto de río que va y viene haciendo sentir la pesadez del levantarse a la madrugada un poco psicodélica, me erguí en mis cuatro patas con medio cerebro dormido y con un ojo abierto para ver que estaba pasando, mientras tanto mis humanos se acomodaron en la hamaca disfrutando del tan anhelado silencio, entrando en un sueño profundo que no me convenía, era mí oportunidad de salir al baño y tocar tierra firme, sin pensarlo dos veces me lance sobre mi amigo y con un lametazo en la cara lo hice despertar muy tiernamente, lo mire, le sonreí y cuando me baje le puse mi pata en su ingle para que entendiera que era el momento de llevarme al baño. Poco a poco nos fuimos alistando y acostumbrando a nuestro primer destino, todo el barco se movía, los viajeros arrumaban todo su equipaje mientras los tripulantes bajaban las últimas cajas llenas de pescado, nos hicieron esperar una hora mientras salía en el horizonte el astro rey con toda su fuerza.

Yo me estaba derritiendo del calor y la humedad tan berraca que hacia, para un perro rolo esto es estar al lado del infierno de los gatos, nos bajamos del barco y lo primero que buscaron mis amigos fue un taxi que los llevara a un hostal para descansar de cuatro días de dormir en hamaca y compartir baño con mas de 200 personas bajo el implacable ruido de un motor sonando a toda marcha, en cada ojera se les reflejaba cada puerto donde paramos para llevarme al baño a la madrugada, era justo soñar con una cama, un baño frío y un poco de silencio, al menos por un par de horas y celebrar que estábamos ya en la mitad del camino, queríamos coger fuerzas para los siguientes tres días que nos esperaban en otro barco para llegar a Belén do Para.

Hicimos mil paradas a taxis, carros, buses y nadie nos recogía, los pocos que paraban, al verme hacían cara de estreñimiento y arrancaban sin decir palabra. A las malas y bajo el implacable sol empezamos a caminar con todo el equipaje en la espalda por las calles de Manaus, preguntamos por todos los hostales, hoteles y posadas de la zona centro y sorprendentemente en la capital del Amazonas no les gusta que nosotros los perros viajemos con nuestros mejores amigos, a diferencia de Leticia no fui tan bien recibido, la mayoría de las personas me miraban como si yo me fuera a tirar despiadadamente sobre uno de ellos para morderlo en frente de todo el mundo y chuparle la sangre, en ocasiones se pasaron la calle al verme, como si en la vida hubiesen visto un perro, caminamos por todo el centro de la ciudad con un sol que hacia herbir el asfalto y de paso mis pobres patas, todos los hostales daban un NO rotundo cuando me veían, haciendo que me sintiera súper mal con mis dos humanos, los pobres ya no podían mas del cansancio, nos cogió la tarde y llegamos a un parque en donde descargamos todas las maletas con la esperanza perdida de encontrar un lugar donde pasar la noche, llegamos a ese desagradable momento en donde no queríamos ni hablar ya entre nosotros, con la boca seca y la cabeza re calentada a punto de ebullición, hacían ver al semejante como el peor enemigo, pasaron los minutos, tomamos agua, buscamos sombra y nos fuimos lentamente refrigerando junto con el día.

Cuando ya la resignación nos preparaba para dormir en el parque, yo decidí darme una vuelta por el sector para hacer mi rutina de guardia y saber donde íbamos a pasar la noche, para mi sorpresa lo único que nos separaba del puerto era una plaza de mercado, yo me deje llevar por todo ese mundo de olores y sabores, el olor a pescado podrido me encanta y tiene un jugo como rancio que me pone hablar mas de la cuenta, efectivamente me hice un amigo perro vira lata, como le dicen en Brasil, nos miramos y enseguida batió la cola como si me conociera de toda la vida, cuando me acerque y le olí el trasero sentí confianza y supe que me podía desahogar y contarle lo mal que me sentía por ver a mis dos mejores amigos en el parque por culpa mía, le conté todo nuestro día mientras nos acabábamos en fondo blanco, una bolsa entera de desperdicios orgánicos pichos, ya cuando no sabia donde estaba parado y con la conciencia tirada en un anden al igual que todas las bolsas de basura que habíamos engullido, mire la luna y supe que había pasado mucho tiempo, me angustie terriblemente pero mi nuevo amigo me abrazo me tranquilizo y me dijo -Tango, yo de ti me quedaba por el puerto, si te buscan allí lo mas seguro es que tus humanos se enteren que pueden dormir en el barco que los lleva a Belém y te convertirás en el héroe del momento.

Mire y efectivamente habían muchos barcos parecidos a la nave acuática donde había pasado los últimos cuatro días, por reflejo y de la intoxicada que tenia encima me dirigí a uno de ellos con la esperanza de encontrarme con mis amigos, cuando estaba caminando sentí el olor de mi humano en el aire, enseguida se me quito el mareo y reaccione de inmediato, claro el pobre me estaba buscando por todo el puerto como loco, seguí su olor y empecé a ladrar por toda la calle, corrí por los barcos y busque en cada uno a mis humanos, escuchaba a la gente decir cuando me veían -Mira ese debe ser el perro que están buscando los dos Colombianos, cada ves que escuchaba eso se me ponía el corazón a mil, me recorrí todo el puerto hasta que por fin ví a lo lejos que mi amigo se estaba subiendo en una embarcación con una foto mia en las manos, me dirigí con todas mis fuerzas y a la vez muerto del susto y con la cola entre las piernas por que sabia que el regaño me lo tenia bien ganado, cuando mire por el resquicio de la puerta, vi que mi humano hablaba con el capitán, me asome lentamente y medio ladre para tantear la situación, mi amigo me miro y con oler su energía supe que estaba tranquilo, me miro con alivio, me llamo muy cautelosamente y me presento con el capitán, me pidió que le diera la mano a lo que atentamente respondí para evitar cualquier mal entendido, enseguida del apretón de manos el capitán miro a mi amigo y le dijo - Yo llevo al perro por el precio de un pasaje normal y con la condición que el perro todo el tiempo este encerrado en su guacal en la parte de abajo que es la de la carga, si aceptan pueden venir ya con sus maletas y el perro y pasar la noche aquí en el barco. Mi humano me cogió enseguida de mi correa feliz y cerro el trato con el capitan, yo creo que en el fondo sabia que si yo, no me pongo de canequero no hubiéramos llegado al puerto nuevamente para enterarnos de la buena noticia, recogimos mi guacal y llevamos todo nuestro trasteo al otro barco, mis humanos se acomodaron en la parte de arriba, mientra que yo por suerte, quede junto a otros dos perros con los que me puse hablar toda la noche, finalmente me quede dormido pero feliz de saber que al otro dia seguiamos nuestro viaje y fuera de eso, había encontrado un techo para mis amigos y yo.
Comments